Graviola

La graviola o también llamada guanábana es conocida en áreas tropicales de América del Sur y del Norte, incluyendo la Amazonía brazileña y peruana. Su uso o aplicación varía según la región o país. La corteza, hojas, raíces, frutas y semillas tienen un alto valor terapéutico. La graviola se ha utilizado por muchos años en la medicina tradicional y también por miembros de múltiples comunidades indígenas. Actualmente, en los Estados Unidos y Europa, su aplicación se enfoca a la actividad inmunolúgica para promover una reproducción celular saludable.

Se han identificado muchos compuestos activos y químicos en la graviola. Investigadores y científicos han estado estudiando minunciosamente las propiedades terapeúticas de esta planta desde 1940. La mayoría de los estudios se han concentrado en los interesantes compuestos químicos llamados acetogeninas anonáceas. Graviola produce estos compuestos naturales en sus hojas, tallos, corteza y semillas. Las investigaciones han confirmado que estos químicos tienen una importante actividad inmunológica.

Las acetogeninas anonáceas solamente se encuentran en la familia de las annonaceae a la que la graviola pertenece. Se ha documentado que estos compuestos químicos tienen actividades terapéuticas. Estudios en tres diferentes laboratorios han determinado que las acetogeninas son excelentes inhibidores de los procesos enzimáticos que solo se encuentran en las membranas de las células destructivas. La Universidad de Purdue en Indiana, ha realizado estudios intensivos sobre las acetogeninas, muchas de las cuales han sido fundadas por el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Nacional de la Salud.

El consumo constante de graviola debe de ser complementado con probióticos ya que esta planta conduce a la erradicación de la buena bacteria por su actividad promotora antimicrobiana.